EL PESO Y LA ROMANA DE LAS ANIMAS


Existían dos posturas, una la del peso y otra la de la romana, por la que al mejor postor, como siempre, se le hacía depositario del Peso y a la otra postura la Romana de las Animas.

El depositario del Peso se lo dejaba a todo el que vendía mercancías de bajo peso y además servía como peso de control para el comerciante que venia de fuera, pues lo pesado por éste se contrastaba con el Peso de la Hermandad. El depositario del Peso recibía como pago por esta tarea, una aportación material de los usuarios del Peso, normalmente en forma del producto que vendían.

El depositario de la Romana era el "correor" de Cónchar, todo comprador de fuera tenía que acudir a él para comprar los productos que vendían los habitantes del Pueblo. Esta persona  recibía su compensación, en este caso, en forma de dinero.

Ambas posturas cumplían una labor social, peso y romana fiel para los habitantes del pueblo y punto de contacto para las actividades comerciales que hubiera en Cónchar.

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