Romance. (A. Fuentes)

Venía de viaje,
venía el tío del Tomelloso.
Se acercó a un cortijo,
quería comer
y a una vieja preguntó.
La vieja contestó:
¡ no tengo nada que comer!.
Yo esperé que se acostaran
el buen hombre y su mujer,
y harto al fin de buscar
en la alacena encontré,
una corteza de tocino
mas negra que una sartén.
En la lumbre la tercié.
la asé y me la comí,
y muy traquilo me acosté.
A la mañana siguiente
cuando aún dormido estaba,
entró la vieja gruñendo,


mil maldiciones echaba,
¡ Abuela !, le pregunté,
¿ qué busca usted con tanto afán ?
y ella me contestó
con cara malhumorada.
Debe saber usted,
que almorranas tengo yo
y para el alivio de mis penas
tenía una corteza de tocino
que me dejé en la alacena.
Supongan, ustedes señores,
el asco y la confusión
que me daría al oir
la ingrata coversación.
¡Que la corteza de tocino
que me comí tan seguro,
se la había pasado la vieja
treinta veces por el culo!.


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